La Iglesia Católica, Apostólica y Romana, que no Cristiana

La Iglesia Católica, Apostólica y Romana, que no Cristiana

 Prefacio.

La historia la escribe los vencedores, por ello no es de extrañar, que aquellos que perdieron no dejasen constancia de su transcurrir por el planeta, a todo lo más, se intuyen la vida y los pensamientos de los perdedores a través de la visión parcial y sesgada de los vencedores. Eso pasó con la facción cristiana de los gnósticos en los siglos primeros de nuestra era, como ocurrió con otras corrientes de pensamiento cristiano de la época. Al final ganó la facción paulina: la jerarquizada, institucionalizada y al final legalizada Iglesia Católica. Las otras partes, tan cristianas, pero tan fuera de la corriente ortodoxa, murieron perseguidas por los obispos de aquellos siglos.

Los gnósticos, bien reflejados, aunque no del todo, por los textos encontrados en Nag Hammadi, en Egipto, fueron, se puede decir con toda tranquilidad, auténticos cristianos, o lo que es lo mismo: seguidores de Cristo, identificado, la mayor de las veces con Jesús de Nazaret como el tal Cristo. La diferencia con otras corrientes, las que permanecían atadas al judaísmo, de la cual los cristianos no eran más que otra secta más, la de los nazarenos, y las que se abrían al mundo helénico-romano, encabezados por Saulo de Tarso, más conocido como san Pablo, es que los gnósticos tenían una forma más hermética, esotérica y diría yo, cabalística, de ver la vida y mensaje de Jesús, el arquetipo que representaba y su misión de presente y futuro en la humanidad. Los gnósticos se centraban más en el mensaje que en la propia vida de Jesucristo, aunque entre ellos mismos había pluralidad de opiniones al respecto.

La Iglesia Católica es pues la vencedora de esta guerra entre corrientes y opiniones, los perdedores fueron calificados de herejes y aniquilados, no encontrando sitio en el mundo ni expansión de sus opiniones a través de la historia, salvo por retazos arqueológicos y filosofías más o menos herméticas. Si los vencedores hubiesen sido, por ejemplo, los gnósticos, ahora la Iglesia sería otra muy distinta, probablemente ni siquiera hubiera Iglesia, porque lo que pensaban los gnósticos es que el ser humano no necesitaba intermediarios entre Dios y el ser humano, que no necesitaba dogmas ni anatemas, que el hombre debía y era capaz de encontrar su redención a través de la evolución espiritual personal.

La Iglesia Católica se apoya en la Biblia para dogmatizar y anatemizar, Biblia, que por otra parte ha sido elaborado a través de una lista de libros y autores escogidos, desechando otros, calificándolos de apócrifos, entre los que se encuentra evangelios como el de Tomás, el de Felipe, el de la Verdad, etc. La pregunta en este caso está en: ¿qué motivó a escoger un determinado Canon y no otro? La respuesta, aunque pudiera ser bastante larga y datada es a la vez muy sencilla: por puro interés político; al menos es mi opinión, porque lo de la inspiración del Espíritu Santo podría achacarse a cualquier grupo o sector que lo sugiera, y lo de la tradición sería un tanto de lo mismo.

¿A qué tanta historia sobre la Iglesia y el gnosticismo? A eso voy, por ello esa introducción. Va a que he comprendido lo inmerso y esclavos que estamos de la Iglesia Católica, aunque se sea ateo, agnóstico, creyente practicante, o gnóstico, que haberlos haylos. Estamos esclavos de esa tradición católica impuesta. Lo grave de esa esclavitud es que estamos habituados a ella, y no nos planteamos contradecir ni dudar de la misma. Es así porque es así, no hay más razones dirimidas por la curia. Si nos atenemos a los mecanismos de captación, afianzamiento, financiación, etc. descritos en las sectas, clasificadas por muchos como sectas destructivas, nos vemos en la obligación de afirmar que la Iglesia Católica es una secta destructiva. Secta no significa que sean pocos o pequeña, una secta puede ser positiva o negativa, es una facción, una organización, y la Iglesia es una destructiva, en cuanto y tanto lava el cerebro de sus adeptos, hacen que no evolucionen humana y espiritualmente al envolverlos en una falacia, prohíbe las corrientes de pensamientos divergentes, etc. etc. Lo grave es que tenemos Iglesia incluso en la Constitución Española, en la Declaración de la Renta y en los colegios de nuestros hijos. Es el colmo de cómo ser una mentira desde el principio y alcanzar tal adhesión al mundo que ya no se sabe quien es quien ni por qué.

Necesariamente es obligado preguntarse un par de cosillas, por no decir miles, ¿realmente que una cosa se haga durante siglos da veracidad a esa cosa?, ¿realmente una mentira dicha hasta la saciedad durante tanto tiempo y con tanto afán se convierte en verdad? Mi respuesta es no.

La Iglesia Naciente.

Iglesia, del griego Eclessia, significa Asamblea, que no es más que una reunión de gentes con un algo en común, en este caso la figura de Jesús, el Mesías de los nazarenos. Cabe preguntarse, institucionalizara o no Jesús la Iglesia, si lo hicieron bien. Yo parto de la premisa que Jesús jamás de los jamases quiso una nueva religión, ni siquiera una nueva secta judía, como tantas de la época. No obstante, suponiendo que realmente fundara una nueva religión, cuya madre es el judaísmo y cuyos hermanos es el paganismo, mi pregunta es: ¿realmente actuaron los discípulos con corrección y con consecuencia al pensamiento de Cristo?, ¿pudiera ser que, como humanos, se equivocaran de camino, haciendo nacer una Asamblea equivocada? Me temo que no acertaron. Veamos por qué digo esto.

  1. La pretensión inicial de los discípulos es que el pueblo judío, al que pertenecían ellos, reconocieran a Jesús como al Cristo, el Mesías, sin mirar más allá de sus fronteras. En la época del primer siglo, pululaban varias sectas o facciones ideológicas dentro del judaísmo, incluso aún más corrientes filosóficas con raíz judaica. Es decir, los discípulos de Jesús y sus simpatizantes y seguidores, eran una secta o corriente filosófica más, llamados nazarenos, en honor de la ciudad de residencia (al menos) de Jesús de Nazaret. No consiguieron convencer a los judíos, no a todos ellos, sólo a una minoría; eso sí, la minoría estaba integrada por cierta gente importante, como José de Arimatea, un rico, como Nicodemo, otro gran señor del Sanedrín, como de grandes señoras, incluso la esposa de Pilatos, como de la propia familia de Jesús, de la casa de David, y por lo tanto herederos de riquezas y probablemente nobles que reivindicarían el trono de Israel, como en cierto modo hizo Jesús. Se equivocaron, y mucho, porque casaron muy mal las enseñanzas de Jesús con la tradición hebraica, cosa, que obviamente, no tenía sentido hacer, puesto que la filosofía de Jesús, un tanto helenizada y un mucho humanizada, no casaba bien con una religión rígida, llena de prefectos, de nacionalismos de los hebreos. Esta batalla, por lo tanto la perdieron.

  2. Una nueva corriente quería todo lo contrario que los anteriores, querían desvincularse totalmente del judaísmo. Argumentaban que con Jesús se había superado el judaísmo, y que por lo tanto no tenía razón de ser profesar una religión antigua. Estos, con toda probabilidad, fueron los primeros en salir de Tierra Santa, e irse a las colonias de judíos, u otro tipo de ciudades y regiones, para alimentar su fe. Probablemente, la situación geográfico de estos se centrara en la región egipcia, y por otro lado zonas de oriente medio y lejano. En cierto modo perdieron la batalla, pues su existencia, no jerarquizada ni unificada en criterios, cosa que en sí es positiva, pero que tiene su pago, su alto precio, les hizo ser perseguidos y destruidos. De esta facción de nazarenos no vinculados al judaísmo nacieron los gnósticos.

  3. La tercera corriente, que es la sobreviviente, y la que ganó la guerra de facciones y corrientes de pensamiento, aunque fracasó en cuanto a la filosofía de Jesús, es la corriente paulina, es decir, la dirigida por Saulo de Tarso (san Pablo). En esta facción se unió un poco de las dos anteriores: el judaísmo es la madre del cristianismo, el cristianismo es una evolución natural del judaísmo, pero para ser salvos o nazarenos o cristianos no se hace falta estar circuncidados, basta con unirse, fuera cual fuera la cuna. En principio parece maravillosa la idea de san Pablo (todos unidos en un gran equilibrio), pero lo malo de unir y equilibrar es que al final lo haces a la fuerza, y equilibras haciendo desaparecer todo lo contrarios a lo que la ortodoxia manda. Se jerarquizó, apareció la figura del presbítero, del diácono, del profeta, del cantor, del limosnero, etc.y sobre todo del obispo, una figura marcada por ser la que manda en todos, claro está que con la supervisión e inspección de los apóstoles y discípulos de los apóstoles, normalmente obispos estos también. Hubo en esta corriente, claramente helénica, una gran ansiedad por hacerse notar y crecer, por lo que tomó y transformó ritos paganos, incluso pudiera ser que se cambiara la realidad sobre Jesús para que resultara más familiar a los gentiles y por lo tanto más asumible. Al final esta corriente hizo algo que, quizás, ni siquiera estuviera en la agenda de sus defensores, se separaron del todo del judaísmo, como los segundos, pero en vez de no ser ni parecer un judío, se transformó en una religión, tal cual sus predecesores de la primera. Para ello tomó como propias las ideas organizativas romanas, los ritos paganos y la filosofía griega. En resumen, una nueva religión institucional, huérfana y maquillada de idolatría, teniendo como referente una buena nueva de Jesús sesgada e intencionadamente falsa.

En estos siglos de la Iglesia naciente, se fundamentó todo en estas tres corrientes, aunque dentro de cada uno de ellos, incluso solapando a más de una de ellas, existían y coexistían diferentes tipos de cristianismos, que fueron al final clasificados de herejías y perseguidos por la corriente ortodoxa o iglesia paulina. Ireneo, Tertuliano y Eusebio, entre otros padres de la Iglesia, se encargaron de poner toda la carne en el asador de una Iglesia oficial, llamada Católica, y desmerecer y hacer desaparecer cualquier forma de pensar distinta a la impuesta. Los gnósticos corrieron la suerte de ser clasificados de herejes y enemigos de Cristo.

Con el edito de Milán (313) y con el posterior concilio de Nicea (325), gracias siempre al emperador Constantino, se puso la última piedra a una Iglesia Católica y Romana, a una Iglesia falsa y lejos de todo sentido crístico.

Males y errores de la Iglesia.

No bastaría con enumerar los males históricos del ya nombrado nacimiento de la misma, ni siquiera la de aportar datos precisos, para tener una mínima idea de hasta donde erró su paso la Iglesia, teniendo en cuenta que clasifico como error el hacer algo contrario al espíritu de Cristo. Si ya en sí, es un mal la creación de una Iglesia no fundada por su supuesto fundador, si ya es en sí un mal el equivocar el camino del pensamiento humanista y espiritual de Jesucristo desde el inicio, ¿qué decir de males como el asesinato, el genocidio, la persecución, la humillación, el fanatismo, el machismo, la esclavitud, etc. que practicó la Iglesia y que aún, en cierto modo practica?

De eso va esto. (El orden numérico es arbitrario, sin razón cronológica ni temática)

  1. La mujer, un ser secundario en la Iglesia. Ese es el hecho real, ¿cuántas mujeres sacerdotes o obispos hay? Desde siglos, la Iglesia ha entendido, como así demuestra muchos libros y textos de santos, y doctores de la Iglesia, que la mujer es la culpable de todos los males, de la Caída del ser humano, que encierra en si el pecado, resumidas en la lujuria y concupiscencias. La mujer, es un ser sucio, ¿cómo se le va a dejar en sus manos el destino de una Santa, Católica y Apostólica? Ese triste es machismo a ultranza, era incomprensible entonces y lo sigue siendo ahora. En esto los gnósticos eran como Jesús, auténticos feministas, o lo que es más exacto, auténtico humanos, teniéndolos a todos, mujeres y varones, por igual; de hecho, dentro del gnosticismo, la mujer ocupaba un papel relevante, simbolizado en María Magdalena. Para la Iglesia el papel de la mujer está vinculado al papel del macho: la mujer es esposa, hija, madre, compañera, pero nunca ella misma. Para la Iglesia la nota sexual de las féminas era un bastión imposible de superar, puesto que el hombre es un ser puro tentando por tan diabólico ser. Incluso la figura de la madre de Jesús, fue revestida de santa virginidad, de inmaculada concepción, por no poder nadie soportar la idea de que una mujer fornicadora con su marido concibiesen a un ser como Jesús. En este tema de la Virgen, que entra en cuestiones de fe, no de demostrado realismo, cada cual puede pensar lo que quiera, para mí, lo digo con el corazón, si pudiese demostrar que la Virgen no fue virgen, que fue una mujer casada y amante de su marido, y que tuvo a Jesús como toda mujer hace y pare, que probablemente tuvo más hijos e hijas, la seguiría revistiendo yo, quizás sólo yo, de santidad, de majestuosidad, de divinidad.

  2. El sacerdocio, es un ministerio ejercido por aquellos que los obispos dicen, lo que quiere decir que es sacerdote sólo hombres, sólo unos pocos. Esto entra en fragante contradicción con la santidad sacerdotal impuesta por Dios, según las Sagradas Escrituras, donde todos y cada uno de los hijos de Dios, son sacerdotes, y por lo tanto capaces y capacitados a ejercer esa conexión directa con el Padre. El sacramento o ministerio exclusivo de la Iglesia Católica, es por lo tanto un absurdo, o más bien, diría yo, una forma de controlar a la plebe o pueblo aborregado; pues si todos tenemos esa capacidad, ¿qué sentido tiene una institución que nos gobierne o unos obispos? El sentido es el de controlarlo todo, que nada se les escape de la mano.

  3. El celibato, es ante todo una pequeña aberración impuesta con el sacerdocio. Todo el que quiera ser sacerdote debe aceptar en la misma cesta varias exigencias, entre ellas, aunque no le apetezca ni pueda, el celibato o soltería, suponiendo en ello una presunta castidad. Todo debe ser opcional, si quieres ser sacerdote, vale, si quieres estar soltero, vale, si quieres estar casado, estupendo, si quieres tener hijos, maravilloso. Incluso san Pablo, en sus cartas, cuando recomendaba el celibato para servir a la Iglesia, lo hacía exclusivamente hablando de los que soportaban bien la castidad o al menos la no promiscuidad; esto, aunque parezca descabellado dejaba entrever que lo que pretendía decir el apóstol es que los que querían servir a la Iglesia y no podían dejar de ser normales, que se casaran; allí, en cierto modo, todavía coexistían presbíteros solteros con casados.

  4. El bautismo, es un símbolo, no de pertenencia a la Iglesia, sino de arrepentimiento, el bautismo de agua es para limpiar los pecados, para limpiar los pecados lo primero es reconocer que se tiene, arrepentirse y enmendarse. Es por lo tanto una funesta idea la de bautizar infantes, incluso mayores, pues se aleja enormemente del símbolo del bautismo de agua. Otro bautismo, el de fuego, es el de cambio de mentalidad, el de metanoia, inclusive de transmutación; es el cambio de ser y de hacer. Claro está que antes de recibir o alcanzar este bautismo, es necesario pasar por el de agua, por el de abrir la mente y evolucionar. Ambos bautizos son espirituales, ni siquiera debiera haber ritual, ¿para qué si ya ocurre en el corazón?

  5. Infalibilidad papal, es ante todo una estupidez, ¿quién es infalible? Creo que ni Dios, visto desde otras perspectivas. Pero nada, los papistas y los papas, empeñados en ello. ¿Desde cuando la infalibilidad contradice a la infalibilidad? Porque unos papas han contradicho a otros papas. Será que el Espíritu Santo es muy voluble y veleta.

  6. Riquezas, y muchas, tiene los supuestos herederos de los pensamientos de Jesús. Digo esto porque, según los evangelios, los mismos de su propio canon, todos debían practicar la caridad, debían dejar de ser ricos, por lo del camello y la aguja, y debían seguir a Jesús, “déjalo todo y sígueme”. Los bienes de la Iglesia no concuerdan con su supuesto espíritu de evangelio. Incluso, a parte de terrenos, tesoros, obras de arte, catedrales, abadías, conventos, casas, palacios, parroquias, empresas, bancos, etc. tienen su propio estado, los Estados Pontificios, el Vaticano. El camino del cristiano, es un camino de espíritu, si se camina con tanta carga material, no se mueve mucho, más se estanca. “Mirad los pájaros del campo…”, estos pájaros no sólo no hilan ni se hacen trajes sino que viven en palacios. La caridad o benefactora acción que ejercen en muchos sitios, por muchas personas, arropadas por la Iglesia, son las mismas o menos que se mueven a favor de los más desfavorecidos en Organizaciones No Gubernamentales, sin necesidad de convertir a nadie, sólo por amor y solidaridad o sentido de la justicia e igualdad.

  7. Intromisión política en todos y cuantos países puede, desde pactos de estado para la enseñanza y libre estancia, hasta el total manejo del pueblo a su antojo, como ha ocurrido en muchos sitios a través de la historia, sin ir más lejos en España con la dictadura franquista. Las redes políticas de la Iglesia son muchas, sus tentáculos gigantescos, y es tal el desconocimiento que se tiene del mismo, sobre todo de las influencias (no olvidemos que muchísimos gobernantes son creyentes y practicante acérrimos) que ejercen sobre determinados estamentos e individuos, que es de temer.

  8. Pastoral, entendiendo por pastoral al esfuerzo de evangelización y enseñanza que se hace sobre las gentes, con el ánimo de convencerlos de las bondades y glorias de la Iglesia, legítima heredera de la fundación de Cristo, según dicen. Esta pastoral está llena de pura mentira, mentira que siglos tras siglo, ya ni se cuestiona, y se cree como verdad, como verdad infalible. Convencen a las gentes de lo que no es, aprovechando la búsqueda espiritual, las ansias transcendentalistas, de los seres humanos para meter basa. Es como ir convirtiendo a las personas en cojos para darles una muleta o bastón, cuando en realidad no son cojos ni necesitan de esas muletas. De algún modo deben sobrevivir y pasar más siglos, no sea que las gentes abran los ojos y que al abrirlos piensen y vean por sí solos.

  9. Infierno, purgatorio y cielos, castigos y recompensas. Que pregunten a muchos donde están su infierno y su purgatorio, y donde su cielo. En este sitio y ahora se dan todos: es un infierno vivir en medio de una guerra, es un cielo vivir con la familia amada, etc. Una vez más, las interpretaciones literalistas que realiza la Iglesia se dejan ver como estrechez mental. El infierno, el purgatorio y el cielo están en cada uno de nosotros, es un estado, no es un sitio; pues las recompensas y los castigos no son más que estados y acontecimientos, nunca eternos, nunca infinitos, siempre con esperanzas de redención o un temible cambio. Todo se juega en el campo de la mente, sea viviendo en tu barrio o transmigrado en Dios sabe donde.

  10. Adán y Eva, o creacionismo, es creer en una interpretación literal de las Escrituras, cuando todo puede ser casado con el evolucionismo, aunque yo creo que se refiera a unas explicaciones simbólicas y arquetípicas. No es que yo sea partidario cien por cien del evolucionismo, pues creo que ante esa línea natural de la evolución existen lagunas y saltos evolutivos, y sobre todo intervención ajena, pero claro, son mis pensamientos sólo.

  11. Matrimonio, es una unión entre dos seres humanos, y que conste que he dicho seres humanos, sea cual sea su raza, sexo o condición; pero para la Iglesia es una unión de por vida entre una mujer y un hombre; se suele decir que lo que Dios unió que no lo separe el hombre, pero el hecho es que Dios no ha unido a nadie, es el propio hombre quien decide y hace, y por lo tanto está en su derecho y responsabilidad el deshacer o divorciarse. Una vez más, un nuevo mal de la Iglesia, eso sí, cuando le apetece, salvo no sé qué dictámenes deshace lo que unió Dios.

  12. Eucaristía, es en sí un recuerdo, de la última cena, y por añadidura, de todo el significado que contiene, sobre los actos posteriores y anteriores; pero no deja de ser más que una celebración de un acontecimiento y su significado. El cuerpo y la sangre de Cristo no están entendidos, es una enseñanza espiritual, no es un acto material. ¿Puedes comer el cuerpo de Cristo pero no eres capaz de reconocer y enmendar tus pecados? “Haced esto en memoria mía”: uníos, comed y bebed, llevaros bien, amaros, dad, prestad, vivid, aprended, ese es el sentido de la Eucaristía y poco más.

  13. Sexualidad, la cual es una actividad más dentro de las relaciones íntimas y sociales que disponemos, es una acto que la iglesia a menospreciado, ridiculizado, anatomizado, endemoniado, etc., la mayor de la veces con la hipócrita postura de condenarlo y practicarlo a la vez. Vamos por partes. La sexualidad es un acto, ni bueno ni malo, espiritualmente hablando, todo depende el fin con el que se haga. Si se obliga a otra persona, ya sea por la fuerza o el engaño, es una violación, y por lo tanto es un acto depravado. Si la sexualidad es promiscua y sin control, no es un acto vil, es un acto poco positivo para la evolución espiritual, pero no un pecado. Si dos personas, o más, sean del sexo que sean, tengan la edad que tengan, estén donde estén, deciden relacionarse sexualmente, con plena conciencia de lo que hacen y sin obligar ni engañar al otro para hacerlo, es un acto sin pecado. Creo que la Iglesia, durante muchos siglos a revestido de malignidad toda expresión sexual, no sé si por controlar una de las armas más poderosas del mundo, como es el deseo sexual, o es por puro e incomprendido puritanismo, heredado de religiones antiguas y filosofías represivas. Lo cierto es que lo ha hecho y lo sigue haciendo.

  14. Santoral, es un compendio de miles de santos, muchos de ellos que ni existieron, otros muchos que ni siquiera fueron buenas personas, otros muchos unos tarados, otros unos fanáticos, etc. Es el pequeño gran olimpo de la Iglesia, a los cuales se les debe procesar su respectiva y escala adoración, según la Iglesia dicta. Genial de genialidades, ¡enterremos los dioses paganos para crear los nuestros! Así la cosa Dios padre es Zeus, y el resto de santos y beatos los dioses y héroes míticos.

  15. El Decálogo, más conocido como los Diez Mandamientos, es transformado por la Iglesia en uno nuevo, es decir, toma el Decálogo del Génesis, pero no lo asume literalmente, sino que lo transforma a deseo y gusto de las necesidades de la Iglesia. De todos modos, el de la Iglesia, tanto como el del antiguo es bastante claro en sus mandamientos, pues bien, la Iglesia ha incumplido e incumplen muchos o todos de los mismos. No matarás, dice el quinto, pues que me explique alguien lo de las Cruzadas, los de la Inquisición, etc. No es que los Mandamientos del Antiguo Testamento sean mejores que los del Nuevo Testamento, ni siquiera creo que sirvan en la actualidad, tal vez abría que acoger un nuevo Decálogo para este tiempo en el que vivimos.

  16. Evolución científica, la ciencia en general, ha sido siempre y es, una gran víctima de la moralina eclesiástica, tanto es así que muchos científicos han sido denostados y martirizados por sus ideas, caso ejemplar de Giordano Bruno, caso como el de Galileo Galilei, y una lista enorme de mártires de la ciencia. Así es, si se le puede echar en cara a la ciencia que se divorciara del misterio, del espíritu y hasta de un poco de humanismo, es un mal menor, comparado con la Iglesia, que creyó que cualquier avance científico que no cuadrara con las ideas de sus doctores (Santo Tomás de Aquino, San Agustín, San Buenaventura, San Isidoro, etc.) o cualquier idea nueva, eran merecedora de perseguimiento y muerte.

  17. Eutanasia, o el derecho de morir dignamente, es una vez más el gota que colma el vaso, pues es inhumano dejar sufrir a una persona que no tiene más futuro que el perecer; aquella Iglesia que dio “eutanasia” a tantos, se viste de hipócritas vestiduras y exhorta a diestro y siniestro a sufrir lo insólito. Lo peor de esto es que hay mucha gente que hace caso a estos dementes. Si una persona en libertad decide su futuro de este modo, ¿quién es quién para contradecirlo? Y si no fuese capaz de decidir, cualquier persona que le ame debería decidirlo sin tapujos.

  18. Etc.

(continuará…)

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